Asentamientos humanos de San Juan de Miraflores continúan totalmente olvidados por las autoridades.
El agua potable es necesaria para vivir, sin embargo; en Lima, dos tercios de la población carecen de acceso constante a ella, situación que se vuelve especialmente grave en los cerros de nuestra ciudad. La vida allí es más difícil que en cualquier parte de la capital, ya que, hace más calor y más frío, la mayoría de las viviendas se encuentran en situaciones precarias y hay carencias de necesidades básicas.
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Camiones cisterna en Pamplona Alta. Foto: Víctor Liza
Hablamos del caso de Pamplona Alta, en el distrito de San Juan de Miraflores, que alberga a más de 47,000 pobladores, en donde la mayoría de los habitantes son migrantes provenientes de Ayacucho y Huancavelica.
Ya han pasado casi más de 20 años, y no hay día en que los pobladores de Pamplona Alta ven caer una gota de agua desde sus caños, esto se debe al hecho de no tener servicio de agua potable y alcantarillado. En muchos de estos casos la problemática se complica cuando los camiones cisterna no llegan a cubrir la zona y sólo se quedan a faldas del cerro, es por este motivo que a diario hombres y mujeres (sin distinción de edad) tienen que cargar baldes y bidones de agua para solventar, ante ello hace pocos años se creó una ley para abundar el agua a todos los ciudadanos.
Claudio Guaya, abogado penal, nos explica en que consiste la ley de la solubilidad del agua:
“En nuestra carta magna se ha agregado el artículo 7 relacionado al derecho agua, que nos dice que el Estado reconoce el derecho de toda persona, a acceder de forma progresiva y universal al agua potable, garantiza este derecho priorizando el consumo humano sobre otros uso, promueve el manejo sostenible del agua, el cual se reconoce como recurso natural esencial como tal, constituye un buen público y patrimonio de la nación. Este artículo es reciente a partir del 2017, anteriormente sólo había un pronunciamiento del TC. Lo que el Estado debe hacer es acatar lo que dice el artículo, garantizar la calidad y abundancia de agua para todos los peruanos”, señaló Guaya.
La poca agua que se logra comprar sólo alcanza para cocinar y lavar un poco de ropa, en consecuencia, las enfermedades comienzan a atacar lentamente. Sin duda alguna, es muy complicado, pero hay quienes por tener una mejor calidad optan por invertir un poco más de dinero a causa de salubridad y optan por el servicio de familia dejando de un lado los silos.
Según Sedapal, un limeño promedio gasta 163 litros de agua al día, mientras que en Pamplona los habitantes tienen que sobrevivir con 25 litros.
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